El mejor pizzero del mundo El español Fabián Martín gana el New York Pizza Show con una margarita de hojas de oro Una masa de Coca-Cola, guarnición de flores comestibles, chocolate, foie-gras... La pizza también puede trascender la clásica fórmula napolitana de mozzarella, tomate y orégano. Y hacerte incluso ganar esa especie de Copa del Mundo de los pizzeros que se celebra cada año en Estados Unidos: el New York Pizza Show. Es lo que le pasó en marzo al catalán Fabián Martín, un pasado de boxeador y ex portero de locales nocturnos, quien hace tres años decidió huir de las ciudades para experimentar en su restaurante de Llívia, un enclave español en la Cerdaña francesa.
Martín quería sorprender al jurado con una creación que tuviese las burbujas de Coca-Cola como uno de los ingredientes principales, aunque el reglamento del concurso se lo impidió. Así, decidió reinterpretar la tradición italiana y añadirle un toque personal. "Opté por presentar una pizza muy sencilla, aunque hecha con muchísimo cariño. Además, veía que los demás concursantes preparaban platos muy elaborados y complejos. Yo, en cambio, elegí la sencillez", apunta.
Al final, este divertido pizzero nacido en 1968 preparó una margarita al más puro estilo napolitano, engalanada con unas llamativas hojas de oro comestible. "El oro fue una elección acertada, porque no altera el sabor de los demás ingredientes y visualmente resulta muy atractivo", añade. Así ganó, batiendo incluso a los maestros llegados de Nápoles o a los expertos pizzeros italoamericanos. Y es que Martín, que acaba de publicar su primer libro de recetas, Las mejores pizzas del mundo (Planeta), no improvisa; reflexiona y mima sus creaciones en su restaurante de Llívia, Pizzeria-Taller, donde propone a sus clientes desde una fondue de pizza hasta una pizza de espárragos, pasando por un calzone con albahaca, setas, mozzarella de búfala y butifarra. Allí organiza también cursos de formación para profesionales del sector y talleres de pizza acrobática, en los que se aprende a hacer malabarismo con una masa especial fabricada con látex. Exactamente como la que Martín se llevó a Nueva York para participar en el concurso. "En la aduana tuve un problema. No me querían dejar pasar, la masa parecía sospechosa. Así que les hice una demostración a los aduaneros y al final todo acabó con unas felicitaciones", recuerda. "Buena suerte", le dijeron. Suerte sí tuvo, con un toque especial de fantasía.

El País
13.08.2007
375 palabras